Ya hace un montón de años (¿8 ya?) que estamos manejando €uros.
Y quien dice €uros dice uros, eros, ecus, lauros, euretes, lereles, pavos, napos, chapas...
Pues bien, una pregunta así a saco para empezar:
- ¿Para qué narices valen las moneduelas de 1 ó 2 céntimos?
Ya te lo digo yo:
- Para mantener la estupenda simetría:
1, 2 y 5 céntimos (los cobres)
10, 20 y 50 céntimos (monedas doradas)
1, 2 y 5 euros
10, 20 y 50 euros (billetes normales)
100, 200 y 500 euros (billetazos y BinLaden)
Bien, pues no me vale.
Porque puestos a mantener simetrías, los suyo sería hacer una
moneda de 5 €uros, bicolor como las de 1 y 2, y así todo sería coherente y estupendo.
Y si no, puestos a no mantenerlas, habría que haber desterrado esas monedáceas de mieeeeeeeerda que no valen más que para abultar la cartera.
1) Los cobres:
Efectivamente. Son esas minicositas estupendas que
nacen (gracias a los estupendos precios de 1,99€, 2,98€ y otros),
crecen (cuando pagas 1,96€ con una moneda de 2€),
se reproducen (cuando pagas 1,90€ con una moneda de 2€ pero la cajera no tiene monedas de 10 ni de 5...)
y mueren (cuando vas a cenar a algún sitio (véase un chino) de los que te traen la cuenta en un platito, y aprovechas para vaciar la cartera).
Lo de las propinas está bien para eso, porque puedes echar lo que te dé la gana: los cobrecillos, algunas monedas doradas, un botón, un lacasito, una ficha de parchís, una pelusilla de ombligo... Luego lo tapas todo como puedas con el tícket, y sales corriendo antes de que se acerquen al platillo.
Lo de los cobres es además una relación amor-odio, porque en realidad, cuando te compras unos zapatos en esa asquerosa tienda-supergraciosa-que-cree-que-somos-subnormales-y-que-si-ponen 9,99, 14,99, 99,99-y-cosas-así-nos-vamos-a-creer-que-es-muuucho-más-barato-que 10, 15 ó 100, por ejemplo, te indigna sobremanera que no te devuelvan el centimillo. Ya que intentan timarte con esa novedosa táctica de psicología avanzada, ¡que al menos no te cobren más (aún) de lo que es!
Y si nadie desde hacía años usaba la peseta (que encima era una moneda que era microscópica y que no pesaba nada), pues tampoco vamos a usar los centimillitos.
2) Las vueltas:
La cola del súper.
3 personas delante.
Tú esperando.
Los 3 de delante esperando.
Tú sacas la cartera para ir preparando lo que tienes que pagar.
Los 3 de delante esperando.
Tú preparas la estupenda tarjeta que ahora todas las tiendas dan para fidelizarte un montón con sus descuentos y ventajas exclusivas pensadas únicamente para ti porque tú eres un cliente especial y único y exclusivo y genial. Los 3 de delante
Los 3 de delante esperando.
Llega el turno del/la siguiente y la cajera le pasa todo y le dice: 15,43€.
El/la siguiente saca parsimoniosamente la cartera.
La abre.
Se da cuenta de que se ha equivocado de compartimento.
Lo cierra.
Abre otro compartimento.
Lo cierra.
Abre el de las monedas.
Se queda mirando dentro como si estuviera escudriñando los entresijos del saber humano, con los ojicos entrecerrados y cara de pensar.
Lo cierra.
Dice, ¡uy, me he equivocado de cartera!.
La mete en el bolso/illo.
Saca la otra cartera.
[¿Quién lleva 2 carteras por la vida?].
Tú ya te preguntas si se habrá hecho de noche ahí fuera.
Saca la otra cartera.
Vuelve a mirar en tooodos los compartimentos.
Saca un billete de 50€.
La cajera pregunta: "¿No tiene nada más suelto?"
El/la tipo/a se queda como aturdido 'creo que me va a tocar sumar'.
Mi furia interior está a punto de tomar el control de mis cuerdas vocales y gritar "ya lo pago yo todo, pero ¡¡váyaseeee!!"
El/la tipo/a empieza a sacar un billete de 10 y una montaña de monedas.
Poco a poco: 10céntimos, con otros 10 hacen (...) 20, que con ésta de 50 hacen (......) 70, con este euro (..) 1,70, con ésta otra de 50 (..........) ¿4,40? No, espera. 2,20.
Bueno, y así.
[Tú ya estás desplegando la tienda de campaña, sacando el CampingGas e hinchando los colchones de aire, preparado para pasar la noche]
Nunca jamás llegará a los 15,43€, se quedará en una cantidad suficientemente lejana como para que la cajera no se lo pueda perdonar... 15,20€, por ejemplo.
Así que vuelta al billetazo.
Pero la cajera le pide los 0,43€, para hacerlo más justo.
[Y tú ya te preguntas qué estará pasando en el mundo exterior... ¿habrán dejado ya de usar chupete los Jonas Brothers? ¿habrá diagnosticado House un caso sin usar una punción lumbar? ¿orbitarán ya los planetas alrededor de Falete?]
Pero luego llegas tú.
Y le das 13,21€.
La tía te mira como a un pobre corderito blanco, y te repite con tonito: "pero si son 8,21€".
Y se coge sólo los 21 céntimos.
Y tú le mirás con tu mejor cara de psicópata asesino de ineptas: "
YYYyaaa, pero así me devuelves UN billete de 5€".
Tú empiezas a oler a humo.
El detector de humos se activa y empieza a rociar agua por encima de todos.
Medio empapado, te das cuenta de que el humo sale de las orejas de la cajera.
Y finalmente (un rayo de luz entra por la ventana, y suena música de coro celestial) se da cuenta del (abstracto) razonamiento, y te da tu ansiado billete.
Pero que conste que cajeras (y cajeros) también los hay eficientes, y mucho. Y con ellas(os) da gusto.
3) Los BinLaden:
Para los no iniciados, los BinLaden son los billetes de 500€: todos saben que existen pero nadie sabe dónde están.
Bueno, error.
Algunos hemos tenido algunos en la mano (durante un corto período de tiempo), y en realidad son una gran mierda.
¡Son un trozo de papel!
Pero son un trozo de papel
maldito.
Segregan algún tipo de sustancia que pasa directamente del billete a tu sangre, convirtiéndote en un paranoico potencial, y distorsionándote la vista de tal forma que TODOS los demás son ladrones peligrosos en potencia.
Tú vas con tus billetazos, tus miles de €uros en los bolsillos, que no abultan nada, pero producen un efecto anoréxico: tú ves el bulto de tu cartera (o del sobre que es peor) gigante y gordo, pero los demás ni lo notan.
Las manos te sudan, miras nervioso atrás y adelante. Evalúas a tus (potenciales) enemigos. Piensas en estrategias exitosas ante amenazas ("Pues si me atraca, le diré que no tengo nada, y si me amenaza, patada en los huevos y a correr").
Igual es por eso por lo que se les llama BinLaden... aunque no se vean, crean una sensación de miedo latente... jijiji.
6 comentarios:
Bueenasss.
Y que me dices de la cara que ponen las cajeras/camareros cuando vacias la carterilla de las monedas(p.q yo llevo 2 carteras)te miran maldiciendo para sus adentros y ahora me toca "contar" y" guardar "en el cajón todas las monedillas,con la cola que tengo.
Y ademas se enganchan o se quedan pegadas las monedillas de cobre en el mostrador y curiosamente sulen tener las uñas mordidas hasta el hueso y me da un asco...
Es que lo de morderse las uñas es un tema aparte... :D
Pero sí, encima de que les intentas facilitar el trabajo, y que tengan cambio para después, te miran raro.
Si te vuelven a poner cara rara por darles monedas, págales el café con un billete de 50, a ver qué opinan...
También lo he hecho;donde desayuno todos los dias(el dueño que está un poco piradillo) te dice muy saleroso"como me gusta ver estos billetes se nota que ya se ha cobrado en tu empresa¿eh?" y te pone una sonrisilla picarona.
Besos(la cuñada x)
Por cierto, no sabia yo que los curas tienen el mes de agosto de vacaciones como el resto de los mortales.
Los curas (y demás personalidades necesarias) deberían ser como los socorristas: los hay todo el verano, pero en verano debería haber más, porque hay más demanda.
Pero parece que nada...
Además, ¿con qué se le soborna a un cura?
.....con monaguillos.
Claro, con monaguillos para que les ayuden en misa, no cabe otra explicación, ¿verdad?
No estará insinuando, querido Alcalde, ninguna otra cosa, ¿no?
Aunque visto lo que dicen algunos arzobispos últimamente... en fin, me callo.
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