Fauna nacional IV: las señoras paradójicas

Curioso especimen el de hoy: 'las señoras paradójicas'.

Son como las malas hierbas: siempre hay alguna, pero hay muchísimas cuando hace buen tiempo.

A ver si me explico. Estas señoras, con edades comprendidas entre 60 y 10000 años, se caracterizan por ir, por lo general, con el pelo corto y de algún color (evidentemente) no natural en su pelo, que debería ser blanco como la leche de un corderito virgen. También se caracterizan por gritar bastante, aunque su troupe de amigas estén a milímetros de distancia, pero si hay algo que las hace ESPECIAALES, son las siguientes características:

- Cuando están andando y llegan a un semáforo en rojo para los peatones, y van con el carrito de la compra, ellas se quedan en la acera, pero el carrito no. El carrito no merece vivir y lo sacan medio metro a la calzada, donde va la gente (yo, por ejemplo) en coche, y casi tiene un accidente al intentar evitarlo.
Bueno, cosas de la vida, porque de lo malo se habría echado a perder la compra del día...
Sin embargo, ya tiene más delito cuando en vez de sacar el carrito de la compra, sacan sus pies. Si, si, suena difícil, pero las señoras paradójicas pueden!!. Se colocan de tal forma que sus talones milagrosamente sostienen su cuerpo, apenas apoyándose unos milímetros en la acera, mientras que el resto de los pinreles sobresales también en la calzada, por donde circulan coches (aunque no deberían ir tan justos a la acera), o lo que es más peligroso, motos y bicis, que tranquilamente se lo pueden llevar por delante.
Pero ea, pues si se quedan sin pies, así por lo menos no se quejan de los juanetes...
SIN EMBARGO, lo que ya no aguanto es que realicen las maniobras anteriores, pero en vez del carrito de la compra o sus propios pies, sacando el carrito del bebé (que será su nieto, suponemos) al medio de la carretera, donde ahí sí es peligroso de verdad. Esto es frecuente también cuando se intenta cruzar la calle por donde no hay paso de cebra, entre dos coches, que conduciendo tú ves de repente un carrito de bebé sobresaliendo por entre 2 coches, pegas un frenazo, lo esquivas como puedes, y encima la señora ni se ha inmutado. Es más, es que ni se ha enterado!

- (puf, me he calentado mucho con la anterior) Otra característica de esta gente es lo de ir, cuando llueve, con el paraguas (eso está muy bien), pero por debajo de todos los soportales, con lo que los que no llevan paraguas deben rodearla y mojarse. Y yo ya tengo comprobado que a cabezonería no se le gana a una señora paradójica... 'jamas!!!! antes la muerte que dejar pasar a un niñato por el soportal!! que se moje y aprenda! jajajajajajaaaaa!'.

- Pero sin duda, lo que más y mejor caracteriza a este subgrupo es la que yo he bautizado como [la teoría de las viejas y los gases®]:
Situación: una persona (pongamos yo mismo) caminando por la acera. A 30 metros un grupito de señoras paradójicas ocupando toooda la acera. Voy andando bastante más deprisa y me acerco. En ese momento (chacháááááááán) viene una pareja de frente por la misma acera, que tampoco es tan ancha, y el grupo de señoras se comprime, para dejarlos pasar. Al igual que los gases al comprimirse, se producen más choques entre ellas, y van más deprisa. Entonces se alejan un poco cuando yo intento aprovechar el hueco que quedará tras el cruce de la pareja para adelantar al grupo (chanchaanchááááááááán), pero ... oooooohh, milagrosamente, las viejas, al igual que los gases, tienden a ocupar todo el volumen que las contiene (en este caso la acera) en cuestión de micronésimas de segundo, y, al igual que los gases, al expandirse disminuyen su densidad, porque efectivamente quedan huecos inter-viejiles, aunque no suficientes para el paso, pero es que, igual que los gases, al expandirse se enfrían, y van más despacio, con lo que la desesperación por adelantarlas se incrementa, en un bucle infinito hasta que llega el deseado parque, o esquina amplia, donde las viejas se diluyen lo suficiente en el ambiente como para poder pasar.

Qué dura es la física...