Fauna Nacional XXI: los melan


Muy bien deducido, chicos: "melan", de melancólico. Ni es la esposa del melón, ni como llama Antonio Banderas a su churri, ni alguien que tenga sólo un poquito de cáncer de piel, ni uno que sea muy tonto y no haga más que decir "melán dao con queso".

Este subgrupillo de nuestra Fauna Nacional se caracteriza por eso, por ser unos melancólicos.

Quizá, más que serlo, lo que le mola a esta gente es aparentarlo, porque da ese status de uh-mira-cómo-soy-de-intenso... que a ti lo que más ganas te da es decirles una de esas comparaciones tan guays de "eres más intensorrll que el tío de Redes entrevistado por Quinteroorrll".

Porque, en esta vida, se pasan malos ratos. Por ejemplo, cuando tu pareja te deja:

- "Oye, cari..." - dice ella, por ejemplo (vale, lo sé, siempre lo hago desde el punto de vista del tío, pero por algo soy El Señor X).
- "Dime, barati..."
- "Tenemos que hablar"
- "... no... deja... ya si eso otro día..."
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Inciso1:
yo es que soy nuevo en esto, pero ¿desde cuándo "tenemos que hablar" se traduce automáticamente por "te estoy dejando"? ¿es culpa de las pelis y series?
¿Qué hay que hacer ahora para introducir la conversación sin que se sepa directamente cómo va a acabar: "cari, ven que dialogamos"?
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- "No, cari, es que [insertar aquí alguna de las siguientes razonexcusas: yanoeslomismoporquesehaperdidolapasióndelprincipio, heconocidoaalguien, ahoratengoquecentrarmeenlosestudiosotrabajo, siemprehecreídoquepuedoaspiraramásquealamierdaquetúeres, cadavezqueteveovomitodelascoqueteestoycogiendo, noerestúesqueahoramevanlosbueyesmarinos, meheconvertidoenungeranioyahoramereproduzcoporesquejes, etc.]"
- "Que no, cuchicuchi, de verdad, que puedo cambiar..."
- "Que no, plasta"

[Como se puede ver, una situación real como la vida misma]

Bien, pues en este punto tienes 3 reacciones posibles:

1) La normal:

· Estar más depre durante unos días que el botón de internet del móvil (ése que todo el mundo evita y que si lo tocas por accidente empiezas a cagarte en él).
· Tirarte en la cama, no querer hablar con nadie y poco a poco empezar a recuperar tu vida de a.C. (antes de Churri), hasta que finalmente puedes volver a hablar del tema, recordando siempre a tu Churri con cariño y añoranza.

2) La habitual:

· Enfrascarte en una espiral de descontrol sin control, saliendo de lunes a domingo hasta las 8 de la mañana, con más ganas de juerga que Duffman después de tomarse unos tripis, negando en todo momento que la guarraaaaacaaaaa de tu ex te importe ya lo más mínimo, que por fin eres libre.
· Eso sí, cuando se te pase el efecto del alcohol, llorarás, y lo sabes tú y lo saben hasta los gecos, pero bueno, finalmente y después de mucho tiempo, acabarás superándolo.

3) La melan:

· Releer todos los mensajes de tu churri una y otra vez
· Ver sus fotos en el móvil y ponértelas de fondo de pantalla del móvil y del ordenador
· Imprimir y enmarcar sus e-mails
· Escuchar durante toooooda la noche una y otra vez "esa" canción
· Comprarte su colonia favorita para poder olerla a escondidas
· Pintar un cuadro abstracto que represente mediante furiosos trazos y delicadas ondulaciones la tortura de tu alma vacía
· Escribir la poesía más romántica del mundo para luego doblarla en forma de barquito del amor y echarla al mar con la esperanza de que el destino encuentre un mejor destinatario para ella
· Y etc., creo que ya se ve por dónde va esto

Vale, es posible que alguna (no muchas) de estas cosas las hayamos hecho más o menos todos. Peeeeero, realmente algo diferencia a un melan:

Un melan es aquel que se regocija en su propia melancolía... aquel que la utiliza como causa y consecuencia de todos sus actos... aquel para el cual la melancolía es a la vez la espada de su harakiri y el bálsamo de su curación.

Y además, si de paso todo el proceso de melan-manía lo puedes hacer público, para que todos (y todas, que apreciarán mucho más tu intensidad abrumadora) lo vean y se compadezcan, pues mucho mejor.

Es decir, tú te podrás ir a recitar a Bécquer a orillas del mar bajo la luz de la luna tú sólo, para calmar el agobio de amor que sienta tu alma incompleta... ooooo podrás ir a recitar a Bécquer a orillas del mar bajo la luz de la luna tú sólo, para calmar el agobio de amor que sienta tu alma incompleta, y después soltarlo en la primera conversación que tengas con otros, como sin venir a cuento.

- "Bueno, ¿cómo quedó el Madrid ayer?"
- "Oh... "- y poniéndose el dorso de la mano en la frente mientras entorna la mirada hacia el horizonte - "pues yo no lo sé, porque ayer estaba tan destrozado por dentro, tan trágicamente sesgado en mi interior, que me fui yo sólo a recitar a Bécquer a orillas del mar bajo la luz de la luna, para calmar el agobio de amor que siente mi alma incompleta".

En ese momento, a los tíos presentes les subirá una arcada que desembocará en cascadas y cascadas de vómitos, pero algunas chicas entonarán ese "ooooooooooh, pobrecito, qué trágico e interesante te has vuelto de repente..."

Y ya.

Ay, melans de la vida, creo que os habéis equivocado de época, que la vuestra es el Romanticismo, cuando la gente estaba tan afectada por su propio ideal de amor que siempre acababan con un destino tan trágico como el que merecían, por pedantes.

La diáspora de amigos



Qué rabia me da esto de "ya verás como a ti también te pasa cuando seas mayor", o la de "ya me dirás cuando llegues tú a mi edad", esas pequeñas joyitas que sueltan nuestros queridos padres (y otros coetáneos suyos...) por sus boquitas.

Pero más rabia me da aún cuando ves que acaban teniendo razón.

Te quedas con esa cara de... vale-tenías-razón-pero-ahora-no-puedo-reconocerlo-después-del-pollo-que-te-monté-cuando-negué-que-eso-me-fuera-a-pasar-a-mí...

Bien, pues hoy toca una de ésas.

Con 10 años:

- "Papá, papá, ¿por qué no salís por ahí los sábados con los amigos de fiesta?
- "Sí que salimos, hijo"
- "Sí, bueno, una vez cada 7 meses... porque el resto todo lo que hacéis es alguna cena de vez en cuando en alguna casa. Que de hecho son esas cenas en las que nos pringamos todos toda la tarde haciendo la cena y poniendo la vajilla buena, y luego la cenáis vosotros en el salón y los hijos o nos quedamos en la cocina comiendo otra cosa menos rica, o estamos en el salón con todos aguantando las 'hay que ver cómo has crecido', '¿qué tal te va en el cole?' o '¿tienes ya alguna novieta?'..."
- "Bueno, hijo, es que llegará una edad (ya te darás cuenta) en que te dejará de apetecer salir por ahí y preferirás una tranquila cenita en casita"
- "Ya... pero... y ¿por qué todos los amigos con los que quedáis de vez en cuando son padres de compis de clase, o compañeros de trabajo, o vecinos? ¿dónde están vuestros amigos 'de siempre', los del cole y la uni?"
- "Uy, hijo... ya verás como a ti también te pasa cuando seas mayor, y es que los amigos se irán yendo a otras ciudades y otros países, ya verás. Y al principio iréis de visita, y ellos vendrán, un montón de veces, pero luego cada vez se irán separando más los contactos, hasta que al final sea raro veros más de una vez al año, ya verás..."
- "Pues no, ya verás como no... seguro que eso a mí no me pasa."

Caos.

Porque todavía estás en Primaria, y todo en orden.

Pero llega Secundaria, y algunos ya se van a otro colegio o instituto.

Y llega el Bachillerato, y ya varios se van. Pero bueno, no pasa nada porque todos los viernes y/o sábados nos vemos.

Y entonces llega la Universidad, para algunos, o lo que sea (trabajo o módulos, generalmente) para otros. Y ya empieza el caos.
Porque están los:
· "Yo es que voy a estudiar 'pictogammacirujía industrial aplicada a ecosistemas inestables subyacentes', y esa carrera es mucho mejor en la Universidad de Lejanillas Del Valle, así que nada, chao. Venid a visitarme, y tal...".
· "Uf, me ha salido un curro de la leche en Atomarporculandia, así que p'allá que me voy".
· "Síííí, he aprobado la oposición, lo único es que mi plaza es en la Isla de Atom Arvientos, en pleno centro del océano Antártico, pero ¡oye! venid cuando queráis..."

[Pero todavía resisten unos cuantos que estudian aquí]

Y ya cuando más o menos todos empezamos a Trajabar (o a hacer como que trabajamos...) sobreviene el caos absoluto, y termina oficialmente la Diáspora de amigos, en la que, como los judíos hace unos añitos o como las monedas cuando se te cae la cartera al suelo, tenderán a alejarse en direcciones radiales, hacia destinos más o menos difusos, lejanos o inaccesibles.

Y si ya antes era difícil juntarse más de 4 ó 5 personas a la vez, pues ahora se convertirá poco menos que en Mission:Impossible, y yo no me veo precisamente como Tom Cruise [y no lo digo por lo de ser un flipao sectáreo extraño, sino por lo de poder soportar todo el peso de mi cuerpo apenas sostenido con las falanges de 2 dedos de una mano sobre un precipicio...]

En cualquier caso, chicos, habrá que verlo con optimismo:

a) así viajaremos más
b) así en los encuentros tendremos muchas más cosas que contar
c) así conoceremos todos a un montón de gente más
d) así tendremos "hotel gratis" en un montón de sitios
e) así cogeré con más ganas el proyecto que tengo por ahí abierto de inventar la transmutación y el teletransporte instantáneo

Y sobretodo y más importante:

f) así nos podremos reir cada uno de los acentazos y manías que coge cada uno según la zona/país en que viva, ¡¡¡juasjuasjuasjuas!!!

Fauna Nacional XX: los conversadores


[Comunicación II]

Como reza la frase de algún correo cansino de éstos de "Reenvíamelo-a-mí-si-me-consideras-tu-amigo-o-vendrá-la-cabra-loca-del-amor-a-darte-candela-de-la-buena": no te enamores de alguien por su aspecto sino de alguien que sea buen conversador, porque la belleza es efímera y cuando seáis viejecitos sólo importará la compañía y conversación que os deis". [versión libre]

Ajá.

Qué dificil es encontrar buenos conversadores... especialmente si eres tan tiquismiquis como el menda, y te molestan cosas como:

1) Los acaparadores: 

...l@s que hablan demasiado.

Porque siempre hay alguien de un grupo que habla más que el resto. Bien, es lo que tiene.
El problema es cuando ese alguien (o esa alguiena) habla más que el resto de la gente junta.

Éstos son los que, por alguna extraña mutación, no precisan de agua ni oxígeno para vivir, y pueden encadenar frases de 98 palabras esdrújulas sin ponerse rojos.
Pueden, tranquilamente, pasarse 2.5h gastando saliva, sin tener que beber ni una gota de agua.
Y todo ello sin ejercicios lengüiles previos de calentamiento...

Con esta gente... ¡pobre de ti como intentes meter baza!. Porque tú intentas decir algo en una de sus micropausas entre frases, pero nunca dará tiempo a que metas un número de palabras suficiente para considerarse que ahora estás hablando tú, por lo que el/la acaparador/a empezará a hablar justo después de ti, y en un tono un poquito más alto. Si tú además subes un poco el tono, el/ella lo subirá más, y ni se te ocurra creer que alguna vez podrás ganar una batalla contra uno de éstos...
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Inciso1:
si estás hablando/discutiendo sobre el futuro de toda la humanidad, en una reunión secreta y vital del FBI, la CIA y la TIA, me parece comprensible que eleves un poco el tono al hablar cuando otro empieza a hablar a la vez que tú, pero es que hay gente que eso lo hace siempre... y es taaaaaaaaaaaaaaaaan cansino...

Yo, cuando voy a decir algo, y el otro sube el tono para taparme y decir él lo que pensaba antes que yo, en una cruel y cutre venganza, lo que hago es callarme como una furcia, y ya verás como el otro, cuando acabe de soltar sus bobadas, te pregunta... "¿y tú qué ibas a decir antes?".
Y entonces ya le dices el típico "no, nada, nada, ya total...".
Ya verás como a la siguiente se calla un poco más.
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2) Los imponentes:

Éstos pueden hablar mucho o poco o normal, pero si hay algo que los caracteriza es que da exactamente igual de lo que se hable, porque ellos tienen razón.
No dudarán en emplear las 4 armas que tienen a su (corto) alcance, y que son:
· Gritar (cada vez más)
· Ignorar los argumentos de los demás
· Ser más cabezón que Doraemon
· Repetir, repetir y repetir

Y ale, con eso ya lo tienen resuelto.

3) Los aleccionadores:

Bien, estas gentes, cuando uno es un poco más calladete, o no le apetece hablar, intentan por todos los medios que participe en la conversación.
Son como una especie de antiacaparador, y hombre, no está mal, por aquello de integrar a todos en la conversación y tal...
Pero, lo que no me gusta nada, nada, nada, nada, nada es la frasecita:
- "Cuéntame algo interesante"

Porque deja claras muchas cosas
· Quiere que tú hables
· Quiere que digas algo con sentido
· Quiere que lo que digas sea interesante
Así que no te valdrá con las típicas chanzas.

Esto es especialmente odioso en la gente que tiene un montón de anécdotas y aventuras.

- "¡Ey, SrX! ¡Cuánto tiempo!"
- "Pues sí"
- "¿Sabes qué he hecho en todo este tiempo? He estado en Birmania, he comido pezuñitas de lobos de allí, me he casado según el rito zulú con una estatua de un Dios local, he construido unas aldeas para los pobres y he impuesto mi religión hasta a las plantas"
- "Ajá"
- "¿Y tú qué? ¡Cuéntame algo interesante!"
[Ya, claro, venga. ¿Y qué te digo (payaso)?]
- "Uy, pues yo el otro día... compré en el Mercadona una empanada, y estaba muy buena... ¡ah! y también vi por la calle el otro día de lejos al presentador de las noticias locales, ¡quéfuertequéfuertequéfuerte!"

¡Tío, te contaré algo interesante cuando tenga algo interesante que contarte, pero no me obligues, que te crujo!

Odio la coletilla "interesante", ya no vale con que te cuente algo, sino que además tiene que parecerte interesante, a ti, anécdota-man...

4) Los obvios:

Hay cosas que no hace falta decir. En serio.

Estar, por ejemplo, un rato hablando unos cuantos sobre el carnet de conducir, y lo que le costó a cada uno sacarlo, con sus anécdotas más o menos divertidas o criminales, y que de repente llegue Mr.Obvio y suelte la de:

- "joujou, hay que ver cuánto dan de sí las anécdotas sobre el carnet de conducir, ¿eh?"

Y entonces, justo cuando acaba de hablar, se produce un momento rastrojo.

- "......"

Y la gente se mira, entre avergonzada, desconcertada y compungida, preguntándose si el tono que ha puesto Mr.Obvio era de "qué-bien-lo-estamos-pasando-hablando-de-esto", o de "menuda-chapaza-que-estáis-dando-con-el-temita-callaos-de-una-vez-u-os-secciono-la-yugular-a-mordiscos".

Porque, a ver, no hace falta decir las cosas así, en serio, tan masticadas. Porque sí, estamos contando anécdotas del carnet de conducir. Y sí, dan mucho de sí y nos reímos. Pero de eso nos hemos dado cuenta todos.


Y otra que no hace falta decir es la relativa a las relaciones personales. No hace falto decirlo, de verdad.

Dos chicas (mmm, las novias de 2 amigos, por ejemplo) que se conocen, y mientras los chicos hablan de tetas, fútbol y coches [porque así semos] las chicas, que acaban de ser presentadas, pues hablan de... mmm, de cosas... de cosas de chicas, vamos [ya sabes, de chicos, trapitos y bebés, supongo], y se caen bien.
Bueno, sobretodo a una le cae bien la otra, aunque a esta 'otra' no le cae tan bien la 'una', y empieza a pensar que es un poco petardilla.
Y la confirmación viene cuando los chicos agotan los tres-únicos-temas-de-los-que-los-chicos-hablan, y se vuelven hacia las chicas (como acordándose de que estaban ahí), y se dan cuenta de que están hablando:
- "¡Anda!, pero si os habláis... "
- "Sí" - dice 'otra'
[y entonces llega 'una', Mrs.Obvia]
- "¡Uy, sí! ¡Es que hemos conectado muchííísimo!"

Y entonces los 2 chicos y 'otra' se dan la vuelta al unísono y empiezan a echar una pota taaaan grande que les cubre a todos hasta el tobillo, y tienen que salir chapoteando de allí.

5) Los suspiritos

Si hay 2 cosas que no aguanto en el mundo (bueno, en realidad hay muuuuuchas cosas, porque si no no llevaría nosecuántos posts quejándome) son:
· Ver a la gente tirar al contenedor normal un carro de papeles y cartones teniendo el contenedor azul a escasos centímetros
y
· A los suspiritos.

Los suspiritos son esa gente que dice las cosas pero que no las dice. De éstos que están, por ejemplo, con su ordenador, y de repente dicen, en un tono audible por todos, pero sin dirigirse a nadie, con los ojos puestos en su pantalla
- "¿Pero cómo se hacía eso de minimizar todas las ventanas a la vez?"
[sí, amigos, al parecer hay gente que eso del botón "Escritorio" aún le parece brujería, y prefiere ir minimizando una a una toooodas las ventanas que tiene abiertas]
Que claro, ante ese tono ¿qué haces? ¿te acercas, le das una colleja y se lo dices? ¿pasas de él? ¿se dirigía a alguien?

Éstos son también los que te dan información totalmente prescindible, pero que por alguna razón consideran que deben decirlo, y encima lo hacen entre suspiros, o mientras se estiran. ¡Dios, qué asco me dan!.
Agarrándose las dos manos, estirando los brazos hacia atrás y hacia arriba, reclinándose en el asiento, y espirando a la vez que hablan:
[con tonillo de agonizar, que es el que se queda cuando hablas mientras estás echando el aire...]
- "hhayhh quehh vheeher cóóhhmo mhe dhueehele lha espahaldhaa dhe habheer estahhhado ahhyher cortahhhndho trohhhnccoshh"

¡Tío! ¡Qué me da igual! ¿Crees que me importa? ¿Y si crees que me importa por qué no me lo dices, en vez de suspirarlo?

Puf

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PD:
Hacía tiempo que no escribía... en parte porque blogger petó unos días (gracias...), y en parte por la ausencia total de tiempo que he tenido, pero aquí estamos otra vez, jeje.
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Los héroes corrientes


De pequeños todos queremos ser Súper-mega-héroes. Cuanto más héroe mejor. Cuanto más famoso mejor. Y cuanto más rico mejor.

Los niños queríamos ser Futbolista-millonario. Pero nadie nadie nadie en el mundo quería ser... mmm... por ejemplo... Puyol. Y no lo digo porque casualmente el hada de la belleza le haya ignorado en su reparto, sino porque es defensa.
Cobra una millonada exagerada. Pero millones y millones. Más de los que juntaremos todos los que hemos entrado a este blog alguna vez (3 ó 4, no más...) en todas nuestras vidas.

[Todo sea que ahora resulte que Carles Puyol esté leyendo casualmente este blog y mi teoría se derrumbe, pero bueno, nos entendemos].
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Inciso1:
¿Alguien se ha entretenido alguna vez en echar alguna cuenta con el dinero?
Bueno, sí, los periodistas que sacan la típica de "Cristiano Ronaldo cobrará 1000€ al minuto", o cosa así.
Pero no, yo me refería a la gente normal, que cobramos un dinero normal (osea POCO), por trabajar haciendo cosas normales, nuestras normales 8 horas al día.
Bien, pues la gente normal echamos quinielas, euromillones o primitivas (porque digo yo que los que utilizan los billetes de 500€ de papel higiénico no tendrán mucha necesidad de loterías...). Pero imaginemos (soñemos) por un momento que nos toca 1 millón de €uros (lo que varios futbolistas ganan en un par de meses).
Obviando a Hacienda (que por cierto ya me ha devuelto lo que debía, a pesar de todo), tenemos que, metiendo ese dinero a un fondo al 3% anual, que hay varios:
1.000.000€ · 0.03 = 30.000€ al año. Osea 30.000€/12meses = 2500€/mes. Es decir, que sin tocar tu milloncejo (que podrías dejártelo ahí "para un apuro", o para 394857349 apuros), podrías vivir con un sueldazo para el resto de tu vida.
Snif.
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Bien, pues a pesar de que Puyol sea símbolo del Barcelonismo, capitán carismático, encarnación del coraje, ejemplo de sacrificio, y otras gilichorradas rimbombantes que se suelen decir, nadie quería ser como él. Sólo querían (queríamos) ser delanterazos que marcaran golazos de chilena por la escuadra(za).

Y si no, astronautas famosos que descubran planetas. O bomberos que salven 3242987 vidas al día... Y ya, creo. Futbolista, astronauta o bombero. ¡Qué pocas opciones!

Y las chicas no querían ser actrices. Querían ser princesas. O más.
Y si tuvieran que ser actrices, sólo sería ganando un par de Óscar's cada año, viviendo en mansiones lujosas con esposos ricos y guapos.
Y si no, modelos (esto se dice antes de saber que tienes que estar a régimen siempre). Qué digo modelos. Supermodelos. Supermodelazos de las que hacen que las botellas de champán se descorchen solas al pasar.
[Siento extenderme más en los chicos, pero es lo que tiene... "habla de lo que conozcas", dicen].

¿Y a qué viene todo este desvarío?

Pues a que al final apenas un 0.0001% de la gente acaba siendo lo que "soñó" [estadística inventada, 1 de cada millón]. ¿Y entonces? ¿El resto hemos fracasado?

Las series, libros y películas no contribuyen precisamente a que sintamos lo contrario, porque:
· si es de médicos, el médico salvará vidas que sólo él puede salvar.
· si es de abogados, el abogado utilizará técnicas innovadoras y punteras para no sólo ganar el juicio sino también ganarse a la jueza-cachonda.
· si es de adolescentes, el que sea regordete será repudiado y maltratado, y sólo los/las guaperillas tendrán éxito.
· si es de periodistas, destaparán la corrupción más grande jamás contada y tendrán la exclusiva más increible posible.
· si es de música, sólo molarán los cantantes-arrastra-masas
· "el trabajo de oficina" se considera como lo peor en lo que se puede acabar: fracasado, aburrido y sin motivación.
· los deportistas que quedan segundos (de lo que sea) se consideran la escoria más baja posible.
· los científicos serán considerados mierda, hasta que descubran la vacuna contra el cáncer y las varices, 2x1.

· ¿Y qué pasa si eres "sólo" un médico "normal"?
· ¿O un abogado de oficio que a veces pierde algún juicio?
· ¿Y si no eres un Brendan de la vida, con ojos azules, pelazo rubito y cazadora de jugar en el equipo de rugby de los Machos de Machachusset?
· ¿Y si eres un periodista "normal", que escribe artículos de sucesos en el periódico local?
· ¿Y si tocas un instrumento y no eres "ni siquiera" el solista de ninguna orquesta?
· ¿Y qué pasa por estar en una oficina, haciendo cosas útiles (se supone)?
· ¿Y los que no competimos en deporte qué somos? ¿Menos que escoria? ¿Eso qué es? ¿Subescoria? ¿Infraescoria?

El caso es que me indigna un poco lo que nos menospreciamos a nosotros mismos.
Claro que si haces una película en la que muestres a una familia viviendo, intentando educar y educarse, trabajar para vivir y ser felices, te puede salir un tostón más grande que 'El Quijote' leído por Fraga.
Y a mí el primero me gustan las pelis de tiros, coches y tetas (véase "Transformers"), o de dibus (casi cualquiera), o de tipos vestidos de cuero negro que sólo salen por la noche a cazar (véase "2 zorrones en las Vegas" o "Batman", que pa'l caso...).

Pero no confundamos llevar una vida anónima con ser un fracasado.
No confundamos tener un trabajo normal con tener un trabajo inservible.
No confundamos el no tener un reconocimientos internacional por algo con no haber triunfado.
Homenajeemonos (qué horror de palabra) por haber conseguido lo que tenemos (carrera, trabajo, familia, amigos, educación, dignidad o lo que sea), y a la mierda los héroes.

Los héroes somos nosotros.


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Inciso2:
¿Qué narices había en mis cereales de esta mañana para haber escrito esto? ¿Serían Choco-Tripis?
Madre mía...
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Inciso3:
mmm, ¿es posible que todo esto venga por culpa de toda esta gente asquerosa que ha conseguido logros renombrables, y que tú te das cuenta de que son más jóvenes que tú?
Sí, sí, eso que te dicen: "Pues Nadal va a cumplir 22, y ya tiene 34987 Máster (torneos, no posgrados) y dinero suficiente para comprar Mallorca entera, si quisiera.
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PD:
He cambiado la plantilla con motivo de este post, que es ¡¡el número 100!!
Madre del amor hermoso, la de tonterías que tenía yo adentro y sin saberlo...

Situaciooones V: comer un helado


O 'marchando una de nostalgia'.
[Para quien se lo pregunte, yo tampoco creo que este tema vaya a dar para un post decente, pero bueno...]

El otro día, en una auténtica "revival session'09", la SraX y el menda fuimos a un kiosko y nos pedimos un Frigo-Pie, esperando encontrar ese sabor especial que nos transportara 15 ó 20 años atrás, envolviéndonos en un mar de sensaciones melancólicas... más o menos lo que le pasa al crítico malote de la peli Ratatouille cuando prueba el plato que prepara la rata
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Inciso1:
manda narices que Pixar haga esos peliculones con argumentos tan absurdos.
¿Cómo lo hacen?
Yo siempre me he preguntado a quién le surgen las ideas... y con qué cara vas al jefe y le explicas:
- "Pues verás, el caso es que es una raaaata, que le gusta mucho cocinaaaaar, y entonces conoce a un chiiiico..."
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Bueno, pues el caso es que todo ilusionados mordimos el dedito gordo del frigo-pie (toda una delicia para los fetichistas como Cuagmire)... y luego mordimos otro cachito... y otro... y nos miramos... y tuvimos ese momento extraño en el que ninguno de los 2 quiere decirlo para no chafarle al otro.
Pero finalmente lo dijimos:

- "Aj"
- "Pues sí"

¿Qué ha pasado? ¡¡Ya no sabía a Frigo-Pie!! Y no me vale el argumentito de que seguramente mis gustos hayan cambiado y blablabla, ¡lo han cambiado! Ahora sabe grasiento...

Bien, pues hoy toca hablar de los helados. Concretamente de los de mi juventud.

Me extenderé (poco) en la parte de que ANTES del €uro (A.€.) las cosas costaban notablemente menos que D.€..
Pero es que es así:

Los minipolitos de leche o de chocolate de la lechera o de otras marcas, costaban... ¿cuánto? 30ptas ó así.
Los conos estaban por las 80 ó así, y los Magnum ya eran 100 o 120... excepto el Magnum-Cono, que era el más caro del cartel, y rondaba las 150ptas. Pero estaba bueníííísmo. Y lo quitaron, no sé por qué.
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Inciso2:
No suelen tener el éxito mundial que deberían, pero aún así desde aquí lanzaré otra plataforma que a buen seguro tendrá un gran número de seguidores (yo conozco, así sin exagerar, por lo menos a... ¡2! personas que me apoyarían):
Plataforma por la vuelta de las patatas "Ruffles Queso y Eso", o incluso "Ruffles Queso y Más", el mejor invento patatil de la historia, seguido de cerca, eso sí, por las Lays Campesinas o Vinagreta.
Pero ¿por qué desaparecieron las "Queso y Eso"? ¿Por que reaparecieron al tiempo como "Queso y más"?
Y sobre todo:
¿Por qué también desaparecieron las Queso y más y las sustituyeron por esa gran MIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEERDA llamada "Ruffles York'eso"? Porque las "York'eso" saben al relleno del sandwich (como promete) pero al relleno de un sandwich hecho con un asqueroso Tranchette y con jamón de york del que lleva en el frigo 12 días y empieza a estar secorro y acidillo...

¡Que vuelvan las "Queso y eso"!
(salvo que tuvieran algún componente cancerígeno fatal y por eso las retiraran, en cuyo caso, me callo, pero me gustaría saberlo, porque engullí unos cuantos kilos...)
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Bien, pues cuando entró el €uro, los helados pasaron automáticamente (como tantas otras cosas) a costar lo mismo, pero con una coma. Es decir: 80ptas -> 0,80€, 150ptas -> 1,50€, ...

Pero bueno, a lo que venía era a contar ciertos placeres de la vida que se han ido perdiendo, y que si encima intentas recuperar, te das cuenta de que no puedes, como con el Frigo-Pie.

El Miko-Lápiz y la Miko-Bruja:
Venían en un cilindrito de cartón, y según ibas tomando helado, empujabas por debajo con un plastiquito para que siguiera subiendo. Estaba bastante duro, sobretodo al principio, pero merecía la pena. Si tardabas, el cartoncito empezaba a ponerse blandurrio, y al final no conseguías distinguir si lo que estabas chupando era cartón, helado, el plástico o tu lengua, porque todo tenía el mismo color, consistencia, textura y sabor (buenísimo, por cierto).

Los Calippo:

Estos helados son los que las madres no te dejaban tomar casi nunca, porque "son helados de hielo, y son malísimos para todo porque están muy fríos".
Claro, éramos muy pequeños como para rebatirle a los padres que si los helados salen todos de la misma cámara frigorífica, están todos a la misma temperatura, así que callábamos y nos aguantábamos
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Inciso3:
Callábamos y aguantábamos, no como los niñatos-chulitos-insulta-mayores de ahora.
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Los Calippo tenían también un cartoncillo que iba tornándose en una especie de pasta según avanzaba el tiempo... y como además tenían un rebordecillo en la parte de arriba, que se podía mascar bastante, pues digamos que acababa muuuuyyy pringoso, el helado, tu cara y tu camiseta.
Además, se podía chuperretear el hielo, con toda la boca, metiéndolo y sacándolo, sin que los de alrededor te miraran y empezaran a hacer comentarios hirientes relativos a tu sexualidad, porque estabas chupando algo ("sabes, ¿no? como si fuera un cimbrel, juasjuas"). ¡Qué tiempos de libertad!
Y lo mejor era que según se iba acabando el hielo, en el fondo del Calippo iba quedando el liquidillo fundido, que era como un Flash derretido pero fresquito, que te tomabas como un chupito al final... Y eso que seguro que era como una sopa de "E"s. Sí, sí, eso que dicen las madres que es malísimo, pero cuanto más "E"s tenga (el E-160, E-139... "¡veneno!", "¡eso es todo química!")

Por cierto, en el anuncio de Calippo de ahora dicen "la música está al volumen adecuado cuando los vecinos golpean la pared". Yo al publicista que ha ideado esto le introduciría objetos punzantes por sitios sensibles. No diré más.

Los conos:
Los conos que ya venían en la carta, estilo los Cornetto, los Frigolines o el Negrito...
Venían envueltos en un papel durito, con un cartón en la parte de arriba (que era chupado meticulosamente hasta eliminar cualquier resto de chocolate). El papel lo intentabas quitar como ponía, agarrándolo por la pestañita y tirando, pero sieeempre se desgarraba
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Inciso4:
¡Qué raro! ¡Un abrefácil que no funciona! No como los de la leche, que se abren facilííííísimamente y sin dejarte medio dedo en el intento.
O como el corta-fácil del film-de-plástico-transparente... sí, esa sierrecita que viene en la caja y que no vale absolutamente para nada porque es imposible cortarlo ahí, como mucho seccionarte unos milímetros de tu falange...
O como la tira de plástico que viene en algunas cajas de CD para abrirlo fácilmente... que sí, no te lo niego, cuando consigues coger la tirita de plástico, efectivamente se abre muy rápido, pero es imposible sacarla, porque justo el comienzo de la tira está en el canto del CD, y no hay persona (chico sobretodo, que tiene menos uñas) que logre cogerlo.
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Además, las madres te decían que dejaras la parte de abajo del papel, para que no te mancharas (lo cual a ti te parecía absurdérrimo porque sabías que al final ibas a acabar mordiendo el cono por abajo, comiéndote la parte final, que tenía un sabroso pegote de chocolate, y sorbiendo el helado, con un 89% de probabilidades de mancha).

Los de palo:
Los Magnum [antes de que se volvieran los super-exclusivos-mega-glamour-ultra-chic-helados que son ahora, que saben igual pero como los anuncia la Longoria, te los cobran aún más caros], los polos... en general cualquier helado de palo.
· Si no tenía cobertura, era fácil, porque por mucho que intentaras lamer solo por arriba, para que lo de abajo no se fundiera y cayeran gotitas, sabías que al final te ibas a pringar, irremediablemente. Esto pasaba, por ejemplo, con el Twister, o el Frigo-Dedo...
· Si tenía cobertura (estilo Magnum) intentabas que la parte durita del chocolate de abajo se mantuviera hasta el final... pero igualmente acababas con vainilla líquidilla hasta el codo.
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Inciso5:
Lo de que no te puedes chupar el codo lo aprendimos todos en esta época, porque esas sabrosas gotitas de vainilla que llegaban más allá del alcance lengüil, al final se desperdiciaban.
Créeme que no hacían falta los correos chorras de "es imposible chuparse el codo [y al cabo de 5 diapositivas] el 90% de la gente se ha intentado chupar el codo"
Ja.    Ja.    Ja.
Me parto.
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Además, el peor momento de comerte un Magnum era cuando lo mordías al principio, y a pesar de que lo hacías con cuidado, el chocolate se resquebrajaba, y unos cuantos centímetros cuadrados de sabrosa cobertura se caían al suelo, ante la mirada atónita de los presentes.
Tú intentabas desafiar a la física, agachándote a la velocidad del rayo para cogerlo del suelo, pero siempre era imposible.
Porque estuvieras donde estuvieras, y estuviera donde estuviera tu madre, siempre ella era más rápida y conseguía cogerlo ella antes del suelo, o gritarte antes de que llegaras a cogerlo lo de "¿no irás a coger eso del suelo, que está lleno de porquería?" que tú contestabas "pues sí, mira tú por dónde qué bien me conoces" y entonces ella te ""sugería"" amablemente que mejor si eso pues que NO, bajo penas varias.

Cuando acababas el helado, siempre te quedabas mirando el palo, y rebañando los pegotillos que se quedaban en el palo (sobretodo el de chocolate que se queda al lado de los dedos). Cuando además había concursos, que en el palo ponía algo, luego te dejabas los ojos intentado adivinar qué narices significaban esas runas que se medio-intuían entre los restos de babillas y las fibras del palito.



Entonces, ¿de qué me quejo?
Pues no sólo de no volver a vivir esos momentos, o de que los helados estén hechos de oro (o al menos lo parece por el precio que tienen), sino también de que destrocen mitos como el Frigo-Pie, y (sobretodo) de ver cómo las cosas (más o menos inocentes) que fueron importantes en mi juventud, ahora son:
a) normales: porque cualquier niño le pide 15€ a su padre, y éste se los da. Y va al McDonalds todas las semanas, y a comer helados todos los días. Y de compras siempre que quiere.
b) aburridas: "bah, otro helado. Paso"
y c) No-electrónicas: "prefiero estar en el Tuenti" o "yo compro un helado y lo tiro a la basura, porque solo quiero el código que viene para entrar en la página y descargarme noséqué".

Ais...